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El gran mártir Dimitry nació en la ciudad de Solún en Grecia. Sus padres, cristianos secretos lo bautizaron y enseñaron la religión. Su padre un procónsul romano, falleció cuando Dimitrio fue mayor de edad. El emperador Maximiliano Galiry tomando el trono en el 305 nominó a Dimitrio en lugar de su padre como gobernador y militar en toda Tesalónica. La principal función de Dimitrio era defender la provincia de los enemigos, obligándolo el emperador a que exterminara también a los cristianos. Dimitrio en lugar de esto comenzó a eliminar las costumbres paganas y a los paganos convertirlos a la fe cristiana. Prontamente esto llegó a oidos del emperador, que el procónsul Dimitry era cristiano. Volviendo de la lucha contra los sarmátov (tribu que habitaba cerca de las estepas del mar Negro). Maximiliano se hospedó cerca de Solún. Preparándose para la muerte Dimitrio, repartió sus pertenencias a los pobres, haciendo una vida de ayuno y penitencia. El emperador recluyó al procónsul y comenzó a distraerse a sí y a los pobladores con escenas de gladiadores y circos. Localizaba a cristianos y los llevaba a la arena. Conocido gladiador Ly, fácilmente dominaba a los sumisos cristianos en las luchas, ante la exhaltada multitud los arrojaba sobre las lanzas de los guerreros.

El joven Néstor cristiano, visitó a Dimitrio en el cautiverio y Dimitrio lo bendijo para un combate cuerpo a cuerpo con Ly. Reforzado por Dios, Néstor venció al orgulloso gladiador y lo tiró sobre el caballo del guerrero. Néstor tenía que ser condecorado como ganador, pero a pesar de ello por orden del emperador, los celadores de Dimitrio en el año 306 lo traspasaron con sus lanzas. El cuerpo del gran martir Dimitrio lo arrojaron como comida para las bestias pero los pobladores, en secreto lo entregaron a la tierra. El siervo de Dimitrio Lup tomó su ensangrentada túnica y el anillo o sortija y comenzó a realizar milagros. A él también lo martirizaron. Durante el gobierno del emperador Constantino el Grande (324-337) ante la tumba del mártir Dimitrio fundaron un templo y a los 100 años fueron encontradas sus Santas reliquias.

Ante el sepulcro del gran mártir Dimitrio se realizaban milagros y curaciones. Durante el gobierno del emperador Mauricio (582-602) los avaros, viviendo sobre el Don, tomaron la ciudad de Solún. San Dimitrio apareció sobre el paredón de la ciudad, y un ejército de cien mil personas huyeron. En otra oportunidad el santo salvó a la ciudad del hambre. La vida de san Dimitrio dice que liberaba reclusos de las manos de los contrarios y les ayudaba a llegar hasta Solún.

Desde el siglo VII junto a sus reliquias comenzó a fluir un aromático y milagroso mirro, lo cual se divulgó en esa época. En el siglo XIV Dimitrio Jrisolog escribió acerca del miro: "por su composición no es agua, es más espesa y eso no se parece a ninguna sustancia conocida por nosotros… Es sumamente aromático no solo de lo que conocemos como artificial sino en relación a todo lo creado por Dios.»Por esta razón el gran mártir Dimitry lo llamaron "emanador de mirra.»

Tropario: Grandioso convertidor de penas, por ti transformador universal, venciendo lenguas; rebajando como al leoncillo el orgullo, y para sacrificio incondicional formaste a Néstor, así santo Dimitrio, reza a Cristo para que sea nuestro gran Misericordioso.

 26 de octubre/8 de noviembre: Gran-mártir Demetrio

Tomado del Prólogo de Ohrid, por san Nicolás Velimirović

Este glorioso santo y obrador de milagros nació en la ciudad de Salónica de padres devotos y de noble linaje. Demetrio fue el único hijo de padres estériles que rogaron a Dios por su nacimiento, y por esto fue prudentemente querido y educado. Su padre era el comandante militar de Salónica, y después de su muerte el Emperador hizo a Demetrio comandante en su lugar. Al hacer esto, el Emperador Maximiano, un oponente de Cristo, le recomendó particularmente perseguir y exterminar a los cristianos en Salónica. Demetrio no sólo desobedeció al Emperador, sino que abiertamente confesaba y predicaba a Cristo el Señor en la ciudad. Oyendo esto, el Emperador se enfureció con Demetrio, y cierta vez que volvía de una guerra contra los samartianos, fue a Salónica específicamente para investigar el asunto. El Emperador, por lo tanto, mandó a llamar a Demetrio y le interrogó acerca de su fe. Demetrio proclamó abiertamente ante el Emperador que era cristiano, e incluso condenó la idolatría del Emperador. El enfurecido Emperador le arrojó en prisión. Sabiendo lo que le esperaba, Demetrio entregó sus bienes a su fiel siervo Lupo para que los diera a los pobres, y fue llevado a la prisión, feliz de que sufrir por Cristo fuese el lote de su heredad. En la prisión, un ángel del Señor se le apareció y le dijo: «¡Paz a ti, que sufres por Cristo; sé valiente y fuerte!» Después de varios días, el Emperador envió soldados a la prisión para que matasen a Demetrio. Estos encontraron al santo de Dios en oración, y le atravesaron con sus lanzas. Los cristianos tomaron secretamente su cuerpo y lo enterraron, y allí fluyó mirra del mismo, mediante la cual muchos de los enfermos fueron sanados. Una pequeña iglesia fue pronto construida sobre sus reliquias. Un noble de Iliria, Leoncio, se enfermó con un mal incurable. Este corrió a las reliquias de san Demetrio en oración, y fue sanado por completo. En gratitud, construyó una iglesia mucho más grande para reemplazar la anterior. El santo se le apareció en dos ocasiones. Cuando el Emperador Justiniano quiso llevarse las reliquias del santo de Salónica a Constantinopla, una chispa de fuego salió de la tumba y se oyó una voz que decía: «¡Déjalas aquí y no las toques!» Así, pues, las reliquias de san Demetrio han permanecido para siempre en Salónica. San Demetrio ha aparecido y salvado la ciudad de calamidades muchas veces, y sus milagros son innumerables.

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