Quiénes somos...
La Iglesia Ortodoxa, es la Iglesia original fundada por nuestro Señor y Salvador Jesucristo alrededor del año 33 d.C. Desde ese entonces los legítimos sucesores de los Apóstoles, los Obispos, han mantenido esta Santa Fe sin cambio, ni corrupción en la Iglesia Ortodoxa. La Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Ecuador y Latinoamérica, es una Eparquía que recibió su autonomía de la Santa Iglesia Ortodoxa Griega (ΓΟΧ - Γνησίας Ορθόδοξος Χριστιανός) y es parte del Santo Sínodo Jerárquico (GOC), y administrada por Su Eminencia el Metropolita K.K. Chrysóstomos, su territorio cubre todo lo comprendido como Latinoamérica, es decir 20 países, en su mayoría hispanoparlantes, y portuparlantes, con unas raíces culturales similares. Conformándose así una entidad Panortodoxa (con fieles de etnias diferentes que en razón de la inmigración están en este territorio y enriquecen la experiencia de la fe Ortodoxa para los latinoamericanos).
Con una superficie de 21'069.501 km y unos 569'000.000 habitantes. Probablemente el territorio más extenso existente para una Metrópolis Ortodoxa en el mundo, pero al mismo tiempo el más descuidado, poco y mal atendido por las grandes jurisdicciones conocidas como Ortodoxas. Por ello de una manera heroica y a la vez criticada por algunos, la nueva Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Ecuador y Latinoamérica ofrece la oportunidad única de unificar a los Ortodoxos Latinoamericanos sin caer en los errores actualmente difundidos del Sergianismo, Ecumenismo, y el etnicismo despótico (Filetismo).
“Ni un concilio ecuménico, ni el Patriarcado de Constantinopla, ni el de Moscú, ni cualquier otra Iglesia-Madre, no pueden crear una nueva Iglesia local”.
- Metropolita Kallistos (Ware) de Diakleia, SOP 302, noviembre de 2005, conferencia pronunciada el Instituto de teología de San Serge en París
Lo que ellos pueden hacer, es reconocer esa iglesia. Pero el acto de creación debe hacerse in situ, localmente. Las Autoridades superiores pueden guiar, confirmar y proclamar. Pero el trabajo creativo solo puede hacerse a nivel local, al existir células Eucarísticas vivas (Comunidades en torno a un obispo que celebra la Eucaristía), estas están llamadas gradualmente, constituirse gradualmente en un nuevo cuerpo de una nueva Iglesia local.